miércoles, 26 de mayo de 2010
Santiago en otoño
El otoño santiaguino ya casi termina. Hace frío. Pero el gomero que abriga en verdor nuestra ventana no mengua. Tan sólo se ha hecho más evidente el horizonte de palmas y, más allá, hacia el infitino, surgió un brillo nuboso en las cimas andinas. Al final de la tarde los santiaguinos piensan en arrebujarse en sus lechos para capear el frío de sus departamentos sin calefacción. Huele a parafina.
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