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viernes, 4 de junio de 2010

Leer y escribir van de la mano

¿Quién no ha sentido la tentación de escribir versos tras descubrir con emoción un vibrante poema? ¿O de convertirse en periodista de la propia realidad después de leer un reportaje interesante y apasionado? Si una lectura nos emociona, es normal querer prolongar ese goce estético generando uno mismo otro texto. Al responder así, descubrimos en la práctica cómo se forma la escritura y nos apropiamos del texto. Se nos revela que también podemos gestar el placer de una metáfora, de una investigación bien acabada y formular ideas propias. Cuando esto sucede, nos volvemos escritores: sabemos que crear con el lenguaje no nos está vedado.

Y este descubrimiento no se detiene allí. Se prolonga sin cesar a lo largo de la vida. Escribir es, en un primer momento, imitar otros estilos de escritura, inspirándose en ellos. Una vez que ya hemos descubierto la posibilidad de la escritura, nos será más fácil descubrir la variedad de estilos que proporcionan otros textos. Con los años, enriqueceremos siempre nuestro estilo con la interminable diversidad de personas que han plasmado y siguen plasmando un estilo propio en un texto. Para escribir hay que leer.



(Publicado en Aula Creativa, Santiago, abril 2009)

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