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viernes, 7 de mayo de 2010

Sobre las historietas y la narración

Historietas o “tiras cómicas”. Comic, en Estados Unidos. Bande dessinée en Francia y Bélgica. Manga, en Japón. Diversos nombres para señalar tradiciones distintas, que, claro está, suelen entrecruzarse.
En una imagen, inmóvil en su tinta, puede aparecer sin embargo una trama a través de diversos personajes en una escena. Las historietas son el arte que prolonga ese movimiento a través del detalle. Tanto así que uno las lee con un efecto cercano a la lectura de un cuento. Son un espacio pictórico preferencial, cercano al libro álbum por su uso narrativo de la imagen, pero con esta diferencia: las historietas son una narración detallada de la acción.
Históricamente, ha existido en las historietas una fuerte tendencia hacia el humor en tiras rápidas (por ello el nombre de comic), como vemos con Condorito o Mafalda. Es una herencia de las antiguas caricaturas y su difusión en publicaciones efímeras a través del auge de la prensa en el siglo XIX. Es un formato rápido y eficaz, en que el dibujo genera cercanía con un mensaje muchas veces irónico sobre nosotros mismos y la sociedad (en esta auto ironía habita el humor). Paralelamente, han aparecido historias prolongadas, dando espesor al género.
Así nace el comic estadounidense, marcado por la lucha de las grandes editoriales, como la Marvel o la DC, que se han centrado en la creación de héroes fantásticos, con altas dosis de moralidad. Muchos de ellos hoy hacen parte del imaginario mundial, como Batman.
Por otra parte, Astérix y Tintin son la clásica bande dessinée de habla francesa, con su interés por el contenido histórico y político. Además, la serie Corto Maltese (1967-1989), del veneciano Hugo Prat, o El grito del pueblo de Tardi (muy a la moda en este momento) muestran la fuerte herencia de los ilustradores militares, los geógrafos o los modistas. Otro ejemplo exitoso, hoy, es la entretenida y pedagógica serie Persépolis, de Marjane Satrapi, sobre la revolución islámica en Irán.
Al mismo tiempo, muchas veces la bande dessinée coincide con la fascinación fantástica y futurista del comic, como sucede con los héroes “psicomágicos” de nuestro compatriota Jodorowsky. Ha tenido éste gran éxito en el mercado de la bande dessinée con la saga de los Metabarones, creada junto con el deslumbrante ilustrador Giménez y que incluye referencias a nuestra historia poética (desde la Mistral a Rosamel del Valle, pasando por de Rokha).

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