viernes, 4 de junio de 2010
Leer en la pantalla digital: nuevos lectores
En los tiempos que corren, tenemos que saber manejar los métodos de lectura y escritura digitales. Según una cuesta realizada por Adimark y EducarChile entre 2004 y 2008, 96% de los alumnos se conecta a al red con cierta regularidad.
Existe una polémica en torno a la lectura digital: ¿puede un e-book reemplazar a un libro material? La respuesta es simple: leemos de manera diferente en la pantalla, materiales diferentes, con objetivos diferentes. Es simplemente otra manera de leer. Eso implica que el libro no va a desaparecer. En cambio, sí están apareciendo nuevas formas de lectura, propias de la red. Lo mismo ha sucedido con los diarios: siguen siendo publicados en papel, pero muchos lectores reemplazaron la lectura rápida en el mesón de un café por un rápido vistazo en la pantalla. Las ediciones digitales de la prensa entregan informaciones cortas, minuto a minuto, pero no implican artículos largos, simplemente porque se trata de otro ritmo de lectura determinado por el formato.
Un excelente ejemplo es que hoy hay jóvenes que producen sus propios libros y que logran distribuirlos masivamente a través de la edición gratuita en la red. Son lecturas muchas veces por entregas. En ese sentido, existen los “fanfic”, novelas escritas por “fans” de alguna saga conocida, como Harry Potter o El señor de los anillos. Los “fans” alteran la narración, imaginan la novela a su gusto, prolongan zonas ocultas, se centran en personajes secundarios. En Chile, el caso más conocido es Francisca Solar, que pasó de su propia versión digital de la quinta parte de Harry Potter a publicar masivamente con al editorial Mondadori. Es un excelente ejemplo del diálogo entre la publicación espontánea y gratuita en la web, por parte de una joven anónima, hacia la publicación tradicional, con un objetivo comercial directo liderada por una casa editorial.
Los jóvenes hoy viven en un mundo interactivo. Por lo mismo, tienden a la rapidez. La novela decimonónica exige una lectura atenta y un espíritu de fantasía. La novela digital, en cambio, es rápida. Ambos tipos de lectura hoy conviven y se potencian (no son en ningún caso antagonistas ni problemáticos). Lo importante es poder integrar ambos en la dinámica lectora. Para las generaciones que nacieron en un mundo (casi) sin computadores, los llamados “inmigrantes digitales” (en contraste con los “nativos digitales”), esta situación requiere un esfuerzo de adaptación y de apertura permanente ante las nuevas manifestaciones lectoras. Indirectamente, esto se parece a la sempiterna batalla entre antiguos y modernos, pero en relación a clásicos (a veces clásicos recientes…) y autores “nativos” digitales (modernos).
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